Las calles laterales de la avenida se inundan cortando el paso y los comerciantes acumulan pérdidas.
A la altura del kilómetro 23.800 de la avenida Giannattasio, en Solymar, las calles se han vuelto lagunas.
Desde hace unos tres meses, luego de que una empresa privada terminara las obras para mejorar el saneamiento, cada vez que llueve los charcos abarcan el ancho de las calles auxiliares a ambos lados de la avenida y terminan por aislar a los comercios, que llevan meses de acumular pérdidas.
María de los Ángeles Urquiza, vecina del lugar, busca en un cuaderno. "La primera denuncia fue en abril", dice, y lee uno a uno los números de expediente que registran las quejas.
Junto con su esposo, Jorge Díaz, trabajan un almacén sobre Giannattasio, a unos metros de la esquina con avenida Jorge Williams, que ahora está también inundada.
El agua se extendía este viernes por unas seis cuadras e impedía tanto la circulación como la entrada a los comercios, colegios y viviendas a ambos lados de la avenida.
En su comercio, las ventas han bajado 50%, pero lo que más le indigna es no haber tenido respuesta de la comuna, y que nadie le explique hasta cuándo deberá soportar esa situación. Mientras tanto, puso a la venta su auto para pagar deudas.
Los reclamos sin eco son la queja de varios en la cuadra. "Hemos llamado 40 mil veces a la intendencia, la empresa dio final de obra y quedó todo así.
El alcalde no viene, hemos hecho denuncias y no viene nadie", aseguró Díaz. Con el agua cubriendo la calle, al local ya "no ingresa un alma", y cuando los charcos son más profundos, ni siquiera lo hacen los proveedores de leche, por lo que no descartan que en unos meses tengan que cerrar.
Al taller mecánico de la cuadra también se le ha hecho cuesta arriba, ya que un charco profundo queda justo en la pasada donde antes ingresaban los autos. "El agua viene de todo el barrio", dijo a El Observador Nalexis Escope el dueño del taller que ahora atiende en su casa o en la del vecino.
La obra que convirtió las calles en un gran charco es parte de las intervenciones para mejorar el saneamiento en esa zona. Según la intendencia de Canelones, si bien la contratista de OSE terminó sus trabajos, las lluvias han generado demoras y aún no se ha podido comenzar a pavimentar.
Las motos circulan a paso de hombre por los pocos metros de balasto que quedan y que ofician de vereda, y los peatones hacen malabares para llegar a la parada.
Pese a que los vecinos han rellenado varias veces con material y algunos colocaron incluso una especie de deck de madera para mejorar la pasada, cada vez que llueve las calles se vuelven a inundar. Etcheverry aseguró que se dará una solución transitoria en los próximos días, que consiste en canalizar el agua hacia el sur mediante cunetas.
Luego de que se termine de construir el lago de amortización, las aguas irán a parar ahí, agregó, pero de momento "no puede saltearse la lógica del sistema y hay que tener resuelta la canalización hacia al sur para poder dar respuesta al norte", agregó Etcheverry.
Los vecinos no reniegan de que una vez terminada la obra habrá mejoras, pero en el mientras, "las cargas impositivas siguen corriendo sin parar" y las ventas siguen bajando. "Uno entiende, pero la comprensión tiene un límite", sentenció Silva.
FUENTE: EL OBSERVADOR
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