DE GONDOLERO EN UN SUPERMERCADO A REY DEL TRAP, ¿QUIÉN ES BAD BUNNY?

Publicar un comentario
El puertorriqueño logró que sus canciones, censuradas en la radio, se hicieran virales en las plataformas digitales y su cara, una marca registrada que factura millones




Estaba sentado tomando sol en una piscina y alguien se acercó a golpearlo, simplemente por ser gay. Días después, durante la madrugada del jueves pasado, lo asesinaron en la calle y otra vez se dedujo la posibilidad de que haya sido un crimen de odio. Kevin Fret era un cantante de trap. Salvo por sus 24 años de edad y su nacionalidad -ambos nacieron en Puerto Rico- no se asemeja en nada a Bud Bunny. ¿O sí?.

Todos sabían quién era Kevin Fret, veían a diario cómo vivía en libertad su sexualidad, su desfachatez y desprejuicio. Aunque hoy su feed de Instagram esté vacío y su última story se haya desvanecido en 24 horas. Lo efímero como concepto y como forma de vida llevado a la realidad más cruda. Bad Bunny también llega a la fama a través de las redes sociales, pero mostrando un personaje hecho y derecho, de jogging Gucci y anillos de diamante. Una letrina que escupe frases como "Ey, si tú tienes un novio, mami, no lo digas, enamora'o de ese culo, Dios lo bendiga" ("Está rico") o un benefactor que dona su recaudación para los afectados por los huracanes en su Puerto Rico natal.




El público de Bad Bunny es amplio, pero los centennials son su target. Gente que no escucha más rock, chicos y chicas que no ponen discos en ningún lado, no usan otro dispositivo que no sea el teléfono celular. Y ahí tienen todo. Por eso los artistas llegan de un modo integral: el videoclip se ve por YouTube (chau TV), la canción se escucha en Spotify (no hace falta ninguna bandeja), se enteran de los shows a través de las stories de Instagram (los suplementos jóvenes de los diarios no salen más en papel) y conocen las opiniones de sus ídolos a través de su cuenta de Twitter (¿a quién le interesa una entrevista?).

Todos esos canales están colapsados por Benito Antonio Martínez Ocasio, más conocido como Bad Bunny, con el trap como bandera de una nación emergente que no tiene fronteras. De hecho, sus canciones se escuchan en todo el planeta, pero su primer disco recién vio la luz en diciembre de 2018. No llegó a competir como mejor disco del año… ¡Un sacrilegio para la industria! Pero, ¿a quién le importan los discos? ¿Y a quién le importa la industria como era conocida hasta hoy?




La música que escuchan todos

El trap nació en Atlanta, Estados Unidos, en la década del noventa, como un derivado del hip hop. Pasar por España y Latinoamérica le terminó de dar el toque. "El primer regalo que yo recuerdo de Navidad es cuando tenía cinco años y pedí un disco de Vico C. Siempre me ha gustado el rap, la lírica, el juego de palabras y obviamente Vico C es una leyenda", le dijo Bad Bunny a Don Francisco en su clásico programa de la TV chilena.

Cuando el legendario conductor le preguntó por la diferencia entre trap y rap, Benito se apuró a decir: "Todo el mundo tiene sus opiniones, pero lo que es el trap viene de los Estados Unidos, del sur, pero realmente deriva de lo que es el hip hop, de lo que es el rap, y ahora los latinos lo hemos adoptado y lo hemos hecho a nuestra manera. No necesariamente tiene que ser de la misma manera que lo hacen ellos, yo lo estoy haciendo a mi manera, yo no sigo a nadie y creo que eso es lo que ha hecho que la gente se identifique con mi estilo, con mi música".

Ese disco que lo marcó en su infancia, hizo que más cerca de la adolescencia se le diera por escribir canciones, aun sin haber estudiado música jamás. Hijo de una mamá docente y de un papá camionero, fue en 2016 cuando Martínez Ocasio terminó de convertirse en Bad Bunny y en pocos meses, en un fenómeno mundial. Su último trabajo había sido como repositor en un supermercado. El siguiente, como estrella pop internacional.

Drogas y sexo duro son temas recurrentes en sus canciones "Porque estoy puesto pa' ti, pa' ti. Yo soy tuyo desde que te lo metí" ("Pa Ti"). Aunque el origen de su nombre sea de lo más inocente y su postura, cuando no está en modo diablo, la de un pastor evangélico. Cuando era chiquito se disfrazó de conejo, a desgano, para un acto de Pascuas, pero cuando le sacaron una foto mostró su descontento. El conejito malo estaba listo para tomar sus propias decisiones.

Este dato no hace más que comprobar que de chico malo, poco y nada. Basta verlo y escucharlo en sus entrevistas televisivas donde se muestra dulce y amable, siempre hablando de sus padres, agradeciendo a sus fans y haciendo ese gesto que solo sus seguidores entienden, el de los meñiques debajo la comisura de los labios, uno a cada lado. No lo hagan en sus casas, es imposible no sentirse un poco tonto en el intento.

La fórmula imbatible

Los productores de Hear This Music lo ficharon y le dieron alas a sus composiciones. En el medio, una estrategia que el trap mueve como nadie: las alianzas. J Balvin, Cardi B, Prince Joyce, los popes del género saben que la unión hace la fuerza y se sumaron en algún momento al ascenso de Bad Bunny. El puertorriqueño también la rompe con sus presentaciones en vivo y de paso por Buenos Aires llenó tres Luna Park casi sin promoción. Los que tenían que saber, sabían.

Programaciones, su voz procesada en Autotune, frases atravesadas por el sintetizador y un look gangsta sport por el que las chicas matan, hacen que la fiebre de Bad Bunny siga subiendo. Casi todos los temas superan las 100 millones de vistas en YouTube y en cuanto a su facturación, el Conejo Malo dice que le gusta gastar el dinero que gana en ropa y alhajas.

Ese costado "trendy" lo llevó a protagonizar la portada de la revista Galore, que apunta directamente a la generación Z, los también llamados centennials, los elegidos justo antes de que se termine el alfabeto. Vestido de novio, pensativo, seductor, posó para los flashes y jugó con la ilusión de sus seguidoras en las redes sociales. "Practicando, por si algún día te quieres casar conmigo", fue el epígrafe de una foto suya con traje blanco. Aunque los años pasen y los artistas evolucionen, siempre se vuelve al concepto de la fan enamorada y el músico siempre solo. Bad Bunny está más cerca del concepto de "las nenas" de Sandro, que de la honestidad de Ricky Martin y su matrimonio con otro hombre.

El 8 de marzo comienza un tour kilométrico en Puerto Rico y tiene shows programados, inclusive, en el Festival Coachella de California. Fue uno de los 10 artistas urbanos más escuchados en Spotify en 2018 y su proyección para este año parece que va a superar cualquier cifra. Hasta el gobernador de Puerto Rico le ha pedido que haga más presentaciones allí.

Bad Bunny no tiene la sonrisa de Chayanne, ni la dulzura de Luis Fonzi, le falta la garra de Residente y la gracia de Tego Calderón, pero hoy es el puertorriqueño más famoso del mundo. De Benito Antonio Martínez Ocasio dependerá que su feed sea más potente que sus stories y del Conejo Malo, que la zanahoria a seguir siga siendo la correcta.

VIA; INFOBAE

Seguir Leyendo

There is no other posts in this category.

Publicar un comentario