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"Vivimos en una sociedad que se disculpa más bien poco. Incluso se asocia el acto de pedir perdón con la debilidad. Yo personalmente creo que no hay nada más valiente que reconocer un error", dijo en radio Carve.
"El pasado viernes, tras la aparición de los restos óseos que se presumen son de Micaela Onrrubio, el dolor invadió Villa Rodríguez. Si bien todos sospechábamos este desenlace, la confirmación de una muerte violenta no hizo otra cosa que aflorar una inmensa sensación de impotencia".
Agregó: "ese día, mientras entrevistaba en vivo al papá de Micaela para Telemundo, le pregunté si al haber encontrado el cuerpo de su hija, sentía le había ganado la pulseada al homicida, que dijo, 'nunca' la iban a encontrar".
"Me equivoqué. Jamás debí formular esa pregunta. Nadie podía ganar ninguna pulseada".
"En ese momento sentí que más allá de lo trágico, encontrar el cuerpo de Micaela, era derrotar al asesino que dijo el cuerpo no iba a aparecer. Era ponerle una prueba contundente arriba de la mesa, para que la pena más dura caiga sobre él. Pero está claro que nadie ganó ninguna pulseada".
Continuó: "quiero contarles algo. Con Darío, el papá de Micaela, tuve largas charlas, durante estos más de 60 días. Y el viernes, tras este episodio, volví a conversar con él durante más de una hora".
"Le pedí perdón mirándole a los ojos. Él entendió que nunca fue mi intención pecar de insensible frente a la situación tan dolorosa que atraviesa. Y le pedí disculpas a quién correspondía. A un padre que me enseñó, nunca se deben bajar los brazos".
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Fuente: Montevideo Portal
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