Después de cinco meses, se terminó el clima de unidad y los consensos para enfrentar el coronavirus que había logrado el presidente Alberto Fernández.
Argentina está a punto de entrar a la lista de los 10 países con mayor número de contagios de coronavirus, envuelta en un escenario de confrontación política que terminó con la etapa de conciliación que encabezó el presidente Alberto Fernández, quien durante los primeros meses de la pandemia logró los consensos necesarios para imponer una estrategia integral con el respaldo de la oposición.
A diferencia de otros países, en los que nunca se alcanzó un pacto entre opositores y oficialistas para enfrentar la emergencia sanitaria, cada vez que anunció la prórroga de la cuarentena, en particular en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el presidente hizo los anuncios correspondientes acompañado por gobernadores de partidos rivales a su alianza peronista.
Algunos de los casos más emblemáticos fueron los del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, militante del PRO, el partido de Mauricio Macri, y Gerardo Morales, gobernador de la provincia de Jujuy y uno de los líderes de la Unión Cívica Radical, quienes se mostraron al lado de Fernández, una postal inédita en Argentina, que atraviesa más de una década de una intensa polarización.
En las últimas semanas, sin embargo, la tensión política volvió a profundizarse y se evidenció el viernes por la noche, cuando el presidente anunció de manera solitaria una nueva prórroga de la cuarentena hasta el 20 de septiembre.
"El Área Metropolitana de Buenos Aires, como sucedió en el mundo y con las ciudades más pobladas, es la zona donde ha sido necesario mantener las restricciones durante más tiempo. Parece haber allí algunos datos alentadores, pero no deben llevarnos a un estado de relajamiento ni confianza. Estamos muy lejos de haber resuelto el problema", dijo al referirse a la región que comparten la provincia y la ciudad de Buenos Aires, y que es el epicentro de la pandemia, ya que albergan más del 90 % de casos y muertes por covid-19.
Un rato antes, Fernández se había reunido con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien es su compañero de partido, y con Rodríguez Larreta, pero por primera vez decidieron no hacer una conferencia de prensa conjunta para anunciar las nuevas medidas, en un país en el que ya hay 408.426 contagios y que se ubica en el décimo primer lugar a nivel mundial y a punto de superar a Chile, que ocupa la décima posición de un ranking que lideran EE.UU., Brasil e India.
Las sospechas de que la armonía entre los gobernantes se había quebrado se confirmaron este lunes, ya que en ruedas de prensa simultáneas, Kicillof y el ministro de Salud de la ciudad de Buenos Aires, Fernando Quirós, se contradijeron por completo al analizar el estado de la pandemia.
Mientras el gobernador se mostró más preocupado y reacio a abrir las actividades, el ministro de Rodríguez Larreta aseguró que lo peor ya había pasado.
¿A quién creerle?
"Hay una porción de la sociedad que parece que no ve lo que está ocurriendo. Me pregunto si no lo estamos transmitiendo mal y cómo podemos hacer para comunicarlo mejor", advirtió Kicillof al anunciar el endurecimiento de las restricciones de circulación en 11 municipios de la provincia de Buenos Aires.
"Parece que vivimos en dos países diferentes, dos situaciones paralelas. Hay que volver a reunir a esos dos países. Hay una sociedad que parece no ver lo que está ocurriendo y del otro estamos los que trabajamos para sostener el sistema de salud. Todos estamos hartos, yo tengo hijos que tampoco van a la escuela y no puedo ver a amigos y familiares", agregó.
En una clara y crítica alusión al gobierno capitalino, Kicillof consideró que es un error abrir actividades de manera prematura solamente porque las encuestas revelan el fastidio ciudadano con las normas para cumplir el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
"No podemos arriesgar lo que logramos en cinco meses, no lo puedo permitir. ¿Con qué cara les voy a explicar a los médicos que mientras no dan abasto en las terapias nosotros seguimos autorizando actividades?", dijo.
También insistió en que la provincia y la capital no son dos áreas separadas, ya que albergan el mayor número de casos y comparten situaciones epidemiológicas extremadamente frágiles, a pesar de que desde la ciudad de Buenos Aires quieran presumir de cierta estabilidad en los contagios y fallecimientos.
"Se consolidó una tendencia creciente, la situación no está mejor, ni igual: está peor. No es un dato político, es un dato epidemiológico", aseguró.
Por el contrario, el ministro de Salud de Buenos Aires defendió la cada vez más laxa cuarentena de la capital, en donde a partir de este lunes se reabrió la atención en bares y restantes con mesas al aire libre, medida con la que el presidente Alberto Fernández manifestó su desacuerdo públicamente.
"El peor momento ya ha pasado, fue en agosto, pero cuanto más nos cuidemos, más rápido van a descender los casos", señaló al insistir en que hay una estabilidad de alrededor de 1.100 contagios diarios desde hace siete semanas, a pesar de la apertura gradual de la cuarentena.
"Vemos un montón de nuevas actividades que pudimos liberar y la curva se mantiene estable, de manera que allí no podemos encontrar ningún motivo que explique que haya un aumento de los contagios porque las medidas que vamos liberando generan un descenso de la curva", dijo.
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