Gobierno de canelones avanza en plan de control y vigilancia del cangrejal del arroyo Solís Chico

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El Gobierno de Canelones junto al Municipio de La Floresta, la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (DINARA), el Centro Regional Universitario Este (CURE), Prefectura, la Policía y vecinos y vecinas de la zona de Solís Chico, Las Vegas, se encuentran trabajando en el Plan de Control y Vigilancia de una área de gran importancia ecológica, como lo es el cangrejal ubicado en la zona del arroyo Solís Chico. De esta manera, se busca avanzar en medidas adicionales de protección ambiental de la zona.


Actualmente está vigente la reglamentación de DINARA que limita la extracción de cangrejos en Uruguay (Resolución N° 036/2020). Dicha reglamentación permite la extracción si no se utilizan palas u otros implementos para cavar ni baterías eléctricas u otros elementos afines para generar la emergencia de los cangrejos de sus cuevas. No se permite extraer hembras con huevos. Sólo podrá extraerse un total de 20 ejemplares machos por persona en forma diaria. Para extracciones mayores, se debe tramitar un permiso en DINARA. Hasta el momento, en la zona del Solís Chico, sólo una persona está habilitada para extraer cangrejos.


Desde la Intendencia de Canelones, junto a los demás actores institucionales y la comunidad, se está trabajando en la protección del cangrejal, a partir de un plan de control y vigilancia ambiental que contempla conocimiento y difusión de la reglamentación vigente emitida por DINARA, así como la instalación de cartelería informativa y educativa en los tres sitios del entorno del Solís Chico donde se ubican los cangrejales.


Estos cangrejos son especies clave en las marismas del Atlántico sudoccidental porque cumplen un rol fundamental en la bioturbación de los sedimentos. Una de las especies de cangrejo que se encuentran en la zona es el Neohelice granulata, un crustáceo decápodo habitante del intermareal de humedales templados que constituye extensas zonas de cangrejales en Argentina, Brasil y Uruguay (Boschi, 2016). Su comportamiento excavador genera efectos directos e indirectos sobre la cobertura vegetal (en especial sobre la Spartina densiflora) y la química de los sedimentos, mejorando tanto el drenaje del suelo como la aireación. Además, sus cuevas actúan como trampas de pesticidas y materia orgánica afectando la comunidad bentónica e incluso con efectos indirectos en el hábitat de aves de la marisma (Spivak, 2010). Así mismo, los “cangrejos violinistas”, Uca uruguayensis, aunque se conoce menos sobre los efectos de su comportamiento cavador, también son considerados especies bioingenieras en manglares y marisma (Skov et al., 2002).


Ambas especies de cangrejos se han registrado en las marismas de nuestros ríos y arroyos y habitan las márgenes de los arroyos Solís Chico y Solís Grande. Hasta el momento ha sido fácilmente detectable la presencia del cangrejo cavador Neohelice granulata en ambos sistemas. La ausencia de información para el manejo y conservación de estas poblaciones de cangrejos adquiere mayor relevancia debido a la intensa presión antrópica que soportan estas marismas dada su cercanía con los centros urbanos con un importante desarrollo de actividades recreativas y turísticas vinculadas a la costa y al espejo de agua durante la época estival. Además del impacto causado por las actividades recreativas sobre el hábitat de estas especies, las poblaciones vienen sufriendo disminuciones considerables a lo largo de muchas decenas de años ya que son utilizadas históricamente en estos lugares como “carnada” para la pesca deportiva y recreativa.


En este sentido, en febrero de 2020, la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (DINARA) emitió una resolución de protección para ambas especies de cangrejos (Resolución MGAP N° 036/2020), la cual prohíbe la extracción de Uca uruguayensis y restringe para Neohelice granulata el número y el sexo de los ejemplares extraíbles para utilización como carnada en caso de pesca recreativa.


Considerando la relevancia ecológica local de estas poblaciones y de la marisma en general, así como la reglamentación vigente nacional, la academia, junto a demás actores institucionales, avanza en el monitoreo y evaluación de las mencionadas poblaciones que constituyen el cangrejal, así como analizando el cumplimiento de la reglamentación de la DINARA a nivel territorial local.


Dicho monitoreo participativo, liderado por el CURE, permitirá a futuro generar medidas de protección ambiental que permitan preservar el área del cangrejal.


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