Monitorear las nuevas variantes de SARS-CoV-2 a medida que surgen es "crucial" para combatir la pandemia, sostiene un experto en enfermedades infecciosas.
El optimismo que acompañó al arranque de las vacunaciones contra el covid-19, se ha visto empañado en las últimas semanas por noticias preocupantes relativas a la aparición de nuevas variantes del coronavirus aparecidas en Reino Unido, Sudáfrica o Brasil.
En su intento de "evaluar completamente" la base de estas preocupaciones, Dave Wessner, experto en enfermedades infecciosas, repasa en un artículo para Forbes lo que sabemos sobre la replicación viral y analiza "las lecciones aprendidas de otros virus".
La aparición de variantes virales no es inusual
En primer lugar, el especialista recierda que la aparición de variantes del SARS-CoV-2 "no sorprende en absoluto", ya que los virus mutan "mucho" y a un ritmo mucho mayor que los organismos multicelulares, como los humanos. Además, los virus se replican muy rápidamente y cuando una partícula de virus entra en una célula huésped, convierte esa célula en una "fábrica viral", produciendo miles de nuevas partículas de virus en un período de tiempo relativamente corto, recuerda el experto.
En resultado, una multitud de "mutantes virales" surge dentro de un individuo infectado. En algunos casos, estas mutaciones pueden conferir lo que se llama una "ventaja selectiva", lo que significa que un mutante podría infectar a una persona más fácilmente, replicarse más dentro del organismo o incluso, simplemente, dejar el cuerpo de una persona más fácilmente. Estos tipos de cambios "hacen que un virus tenga más probabilidades de sobrevivir y de reproducirse, lo que puede ser preocupante en el caso de virus más peligrosos", indica Wessner.
Las variantes no siempre son más 'intratables'
En segundo lugar, las variantes de un virus no siempre son más difíciles de tratar, tranquiliza el experto, que recuerda que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) —que muta con bastante rapidez en comparación con otros virus— tiene muchas variantes genéticas que difieren en su distribución geográfica, pero "muestran diferencias biológicas muy limitadas". Los patrones de transmisión y la progresión de la enfermedad parecen ser los mismos para todas estas variantes, al igual que la terapia antirretroviral existente "parece ser igualmente eficaz" para todas las cepas, señala.
Algunas variantes pueden evadir los tratamientos
Al mismo tiempo, algunas variantes virales sí que pueden evadir los tratamientos existentes, reconoce Wessner, al tiempo que recuerda que, debido a la alta tasa de mutación, las personas pueden infectarse con la influenza repetidamente, de manera que necesitamos una nueva vacuna contra este virus cada año. A medida que el virus cambia, una combinación de mutaciones puede alterar la estructura molecular de forma significativa, hasta tal punto de que nuestro sistema inmunológico ya no reconozca el virus y la vacuna "pierda su eficacia", detalla Wessner. Para combatir estos cambios moleculares, los investigadores utilizan varios algoritmos que permiten predecir qué variantes de la influenza predominarán en el próximo año, desarrollando la nueva vacuna sobre esta base.
Las mutaciones pueden derivar en nuevos virus
A veces, las mutaciones virales incluso pueden dar lugar a un nuevo virus, como en el caso del parvovirus canino (CPV). Este virus, que hoy en día es bastante transmisible entre perros, no existía hace 50 años y es, en realidad, una variante del virus de la panleucopenia felina (FPV), que apareció como resultado de mutaciones aleatorias.
Por qué ciertas variantes del coronavirus preocupan más
Aunque los coronavirus generalmente mutan menos rápidamente que el virus de la influenza o el VIH, el SARS-CoV-2 ha estado mutando durante la pandemia de covid-19.
En estos momentos, la variante B.1.1.7, detectada inicialmente en Reino Unido, es motivo de especial preocupación por varias razones. En primer lugar, un análisis de secuencia de B.1.1.7 muestra que difiere bastante de otras variantes. En segundo lugar, varias de las mutaciones presentes en esta variante se encuentran en el gen que codifica la proteína del pico del coronavirus, lo que, potencialmente, podría afectar a la eficacia de las vacunas, que se centran en esta molécula crítica. Finalmente, esta variante parece ser más transmisible que otras: tras ser identificada por primera vez en septiembre de 2020, causó el 60 % de las nuevas infecciones por coronavirus en Londres a mediados de diciembre y, más recientemente, se ha detectado en numerosos países, incluido EE.UU.
Una comprensión más detallada de la evolución de esta variante y de sus propiedades biológicas "podría proporcionarnos una visión importante de la patogénesis del covid-19", mientras que, a corto plazo, monitorear tanto esta como otras cepas "es crucial para nuestros esfuerzos" encaminados a combatir la pandemia, enfatiza Wessner.
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