La derrota de la derecha en las elecciones constituyentes de Chile de este fin de semana abre la posibilidad de que se acometan cambios profundos en el país a través de la nueva Carta Magna que redactarán los 155 integrantes de la convención elegida en las urnas para este cometido.
El bloque, conformado en su mayoría por los partidos de la derecha oficialista, aspiraba a lograr al menos un tercio de la representación en ese órgano, porcentaje que le hubiese otorgado capacidad de negociar para contener el alcance de los cambios y poder de veto para impedir que la nueva Ley Fundamental plasme normas opuestas a sus postulados, pero únicamente obtuvo 37 escaños.
Con este desfonde, la pista quedó abierta para que las grandes triunfadoras de las elecciones, las candidaturas de los ciudadanos independientes ajenos a partidos políticos, de corte mayoritariamente progresista, puedan dibujar junto a la oposición de izquierdas un modelo de nación que contemple sus preocupaciones, con un fuerte componente de justicia social y de sensibilidades como mujer o medio ambiente.
Algunos chilenos celebraran este lunes los resultados y la ventana de oportunidad que pueden suponer, como Marcela Acevedo, quien dijo a Efe que espera que “la irrupción de los independientes sea un cambio favorable”.
“No queremos a las mismas personas de siempre y eso se vio reflejado en las votaciones”, aseveró.
Otro habitante de Santiago, Fernando Gómez, dijo a Efe que “Chile ya está pidiendo cambios más profundos” y expresó su deseo de que en el debate sobre la nueva Constitución “se den las cosas de manera centrada y calmada para poder llegar a esos cambios”.
El alcance de los cambios
Con sus 48 escaños, los independientes son la primera fuerza de la convención y tienen la llave para promover los cambios, pero no podrán hacerlo solos, ya que por sí mismos no alcanzan los dos tercios de la representación, proporción necesaria para aprobar cada norma que se quiera incluir en la nueva Constitución.
“Vienen cambios, es indudable, pero Chile tiene una ventana de oportunidad y tiene que aprovecharla para hacer los cambios consensuados”, dijo a Efe el director de la Escuela de Negocios Universidad Mayor, Francisco Castañeda.
Las grandes negociaciones para aprobar las disposiciones de la nueva Constitución podrían ser la norma, dada la heterogeneidad de todas las listas que lograron representación, elemento que podría acotar el calado de los cambios.
Las posturas no son uniformes entre los representantes de los partidos de la oposición de izquierda, que entraron en la convención en dos bloques diferentes, uno más al extremo, con 28 escaños, y otro más al centro, con 25, y tampoco lo son en el seno de la lista de derechas.
A todos ellos se une también un grupo diverso de 17 integrantes de pueblos originarios.
La voluntad de alcanzar grandes acuerdos que den lugar a una Carta Magna de consenso es una de las ideas que más se repite desde todos los bloques desde que se conocieron los resultados.
“Una Constitución no tiene que ser de izquierda, tiene que ser que una Constitución que represente a la mayoría de chilenas y chilenos. Si eso tiene un componente social fuerte, claro que sí”, dijo por ejemplo el abogado Daniel Stingo, el candidato de la convención constituyente más votado, que se presentó como independiente pero en el seno de la lista del partido de izquierdas Revolución Democrática.
El expresidente de Chile Ricardo Lagos (2000-2006) también fue categórico al respecto y dijo que “esta debiera ser la madre de todos los acuerdos, una Constitución que interprete a todos”.
Los mercados, sensibles a los cambios
La convención comenzará a trabajar entre finales de junio y comienzos de julio próximos y tendrá un máximo de 12 meses para redactar la Constitución, tiempo de debate que transcurrirá bajo la atenta mirada de la ciudadanía y también de los mercados, que este lunes ya reaccionaron.
La Bolsa de Santiago se desplomó un 9,6 % en su apertura y el mercado cambiario también reaccionó con pesimismo y el peso chileno pasó de 700 a 722 unidades por cada dólar, el mayor salto del dólar desde noviembre de 2019, cuando Chile estaba inmerso en la peor ola de protestas desde el retorno a la democracia en 1990.
“Posiblemente todo este contexto puede acelerar la salida de capitales, lo cual obviamente va a afectar la bolsa y al dólar, y va a haber algo más de inflación. Veo una situación económica compleja de aquí a un año, cuando se cierre la constituyente”, dijo Castañeda.
Para el experto, los constituyente tendrán que “alcanzar los acuerdos sociales necesarios para avanzar en reducir sus brechas sociales”, pero manteniendo “la fuerza productiva y empresarial” que permita acometer estos desafíos.
Una vez que la convención tenga lista su propuesta de Constitución, el texto será sometido a referéndum con voto obligatorio a mediados de 2022.
EFE
Publicar un comentario
Publicar un comentario