El aumento de sodio y cloruro en el agua potable puede tener varias consecuencias para el consumo humano, dependiendo del grado de concentración de estos compuestos en el agua y la cantidad de agua que se consume.
En general, el consumo de agua con alto contenido de sodio y cloruro puede aumentar el riesgo de problemas de salud como hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal y otros problemas de salud relacionados con la sal. La sal en exceso puede causar una retención de líquidos en el cuerpo, lo que aumenta la presión arterial y puede empeorar la insuficiencia renal en personas con problemas de riñón.
Además, el consumo de agua con alto contenido de sodio y cloruro también puede tener un impacto negativo en el sabor del agua, lo que puede hacer que sea menos agradable de beber.
Tras el déficit hídrico que afecta a el país, el MSP autorizó a OSE a aumentar más el sodio y cloruro del agua. Cuando se realizó el anuncio, la titular de Salud, Karina Rando dijo que "no se ha visto como un problema de salud para la población en general".
Sin embargo, recomendó a los personas que "tengan hipertensión arterial sobretodo severas que tengan que hacer dietas muy estrictas en cuanto a su consumo de sodio, tengan un control más frecuente de las cifras de presión arterial y si ven que hay una alteración en esas cifras, que consulten a un médico y en la medida de lo posible tal vez puedan tomar agua embotellada".
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