El mundo del fútbol está de luto por la triste noticia del fallecimiento del exfutbolista Waldemar Victorino, quien dejó este mundo en la tarde del martes tras haber estado internado en estado crítico. Según informaciones extraoficiales, se ha informado que Victorino habría sufrido una herida de bala autoinfligida en la cabeza.
Con 71 años de edad, Waldemar Victorino fue una figura destacada en el campo de juego, dejando una huella imborrable en los corazones de los aficionados. Su brillante trayectoria lo llevó a vestir los colores de clubes emblemáticos como Cerro, Progreso, River Plate y, sobre todo, Nacional. Fue con el equipo tricolor que alcanzó su momento de máximo esplendor, logrando la hazaña de conquistar la Copa Libertadores en el año 1980, un logro que perdurará en la memoria colectiva del fútbol uruguayo. Además, el triunfo no se limitó a América del Sur, ya que en la misma temporada se coronó campeón de la Copa Intercontinental, consolidando su nombre en la historia internacional del deporte.
La carrera de Victorino también cruzó fronteras, llevándolo a jugar en diversas ligas extranjeras. Desde Colombia hasta Italia, Argentina, Ecuador y Perú, dejó su sello en campos de todo el mundo, demostrando su calidad y pasión por el deporte que amaba.
Después de su etapa como jugador, Waldemar Victorino continuó contribuyendo al fútbol desde diferentes roles. Durante años, dedicó su tiempo a las formativas de Nacional, transmitiendo su experiencia y conocimiento a las nuevas generaciones de jugadores. Sin embargo, en los últimos tiempos se encontraba desempleado, esperando ansiosamente por una nueva oportunidad para seguir aportando su sabiduría al mundo del balón.
En la selección uruguaya, Victorino dejó una marca profunda. Disputó 33 partidos con la celeste, anotando 15 goles a lo largo de su participación, según los registros de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Su compromiso y destreza en el campo lo convirtieron en un referente en la camiseta nacional.
Hoy, el fútbol uruguayo y sus seguidores lamentan la pérdida de un ícono, recordando su legado en cada gol, cada jugada y cada instante de pasión que compartió con el deporte que amó. Waldemar Victorino quedará en la memoria como un verdadero campeón, cuyo espíritu perdurará en la historia de la disciplina que lo vio brillar.
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